LOURDES VARELA
Con las imágenes con las que ilustramos estas líneas ya se percatarán ustedes de lo que significa, en Vigo, y para Vigo, la festividad y, sobre todo, la procesión del Cristo de la Victoria que, tras el sabio pregón del periodista Manuel Orío, este año ha sido presidida por primera vez por el nuevo obispo de Tui-Vigo, Antonio Valín Valdés, al que acompañaron el obispo emérito, Luis Quinteiro Fiuza, y el arzobispo emérito de Santiago, Julián Barrio.
En fin, que estamos ante una celebración multitudinaria en la que no solo participan los fieles, sino también los neutrales, los turistas, por supuesto los vecinos, los propios y los ajenos, y hasta si me apuran, agnósticos e incluso unos cuantos ateos radicales sorprendidos de sí mismos…O sea: “el todo Vigo y sus circunstancias”.
Pero, vamos a proponerles un reto: ¿Quiénes de ustedes saben el origen de este Cristo?…Bueno, para quienes no lo sepan, vamos a informarles inmediatamente:
La historia de esta escultura religiosa de Vigo ya es legendaria y existen diferentes versiones sobre su periplo. Se cuenta que la imagen fue arrojada al mar, quizá por una tempestad, o quizá para evitar que cayese en manos de los piratas ingleses. Tras ser rescatada por un mercante que transportaba sal, cerca de las Islas Cíes, se le dio el nombre del Cristo de la Sal. Sin embargo, el nombre de Cristo de la Victoria proviene de 1809, cuando los vigueses le atribuyeron la victoria sobre las tropas napoleónicas que invadieron la ciudad, hito que el barrio histórico de Vigo celebra cada mes de marzo con La Reconquista.
Y, por cierto: la escultura puede contemplarse todo el año en La Colegiata, que así es como se conoce a la céntrica iglesia de Santa María.
¿Satisfechos? Pues vale. Ahora ya pueden echarle otro vistazo a las fotos con mayor “conocimiento de causa”.