«Con todo lo que he remado, ya habría dado la vuelta al mundo»
Varios meses después de haberse colgado la plata (K1-200) en sus sextos Juegos Olímpicos, Teresa Portela (Cangas, 1982) sigue con su preciada medalla en el bolso para llevar a los actos, eventos y entrevistas que aún colean tras su gran logro. Pero la piragüista de Aldán hace tiempo que volvió a sus entrenamientos con la vista puesta en París 2024. En O Grove, su hogar de adopción desde que uniera su vida al gallego David Mascato -palista olímpico (Sidney 2000 y Atenas 2004) y miembro de su equipo técnico-, Teri hace balance de la temporada que le ha encumbrado, y que tanto había soñado. Pero lo hace desde la tranquilidad y el poso que le dan sus 39 años, y aún asimilando todo el cariño recibido por esos 38.883 segundos de paladas que la alzaron al segundo cajón del podio en Tokio. Así es fuera del agua esta madre, mujer, deportista y orgullo de la ría de Vigo que ha pasado 20 años encima de un kayak, y se ha colgado 15 medallas mundiales, 17 europeas y una presea olímpica. Por fin.
Han pasado meses desde que logró su medalla de plata, ¿ya ha podido asimilar ese momento?
La verdad es que estoy muy feliz de haber cumplido mi objetivo por el que llevo luchando tanto tiempo, pero ahora estoy centrada en mi vida y en mi carrera deportiva, y ya con la vista puesta en el próximo Europeo y en el Mundial.
¿Cómo está llevando la repercusión mediática?
Esta medalla me coge con 39 años; no es lo mismo que si tuviera 18. Siempre me he considerado una chica de lo más sensata y prudente, así que para nada me va a cambiar mi vida, sigo siendo exactamente la misma, con mis rutinas y mi quehacer diario. Soy la primera mujer en ir a seis juegos olímpicos y eso es historia, algo que me llena de orgullo y que me hace realmente feliz. Haber conseguido eso, esa satisfacción de lograr los objetivos y retos que me había marcado, es lo único que cambia. Pero estoy con los pies en la tierra, y mi vida sigue siendo igual, o intento que sea igual, pero eso no significa que no me sienta plena y absolutamente feliz por haber conseguido mi sueño.
Es la primera vez que se sube al podio en unos Juegos Olímpicos, pero en anteriores citas había logrado grandes puestos, ¿no le parece injusto que eso no se valore tanto?
Es evidente que hay mucha diferencia entre ser plata y ser cuarta, por ejemplo. Al final, el mundo entero se fija en los los medallistas, pero yo veo más allá, porque sé lo que significa estar en unos Juegos. Para estos de Tokio tuve que trabajar mucho en entrenamientos y competiciones, y hay que valorar que han estado las cinco primeras del mundo. A veces nos fijamos en los primeros puestos, pero de la segunda a la cuarta, la diferencia son milésimas, centímetros de separación entre unas y otras, pero sí, lamentablemente hay diferencia en el nivel de repercusión.
“Esta medalla me coge con 39 años; no es lo mismo que si tuviera 18”
Esta medalla ha llegado cuando su hija ya tiene una edad para entender ciertas cosas, ¿le satisface que ella pueda compartir su triunfo?
Naira tiene 7 años y ya es consciente, en su cabecita, del esfuerzo que a mí me supuso, y de lo que he tenido que luchar para conseguir esa medalla. He de ir cada día a trabajar y, a mí me encantaría pasar la tarde con ella, pero voy a entrenar, y ella lo entiende. Por eso, el poder mostrarle esta medalla, y que vea lo que he conseguido, vale más que cualquier otra cosa, porque así entiende que las cosas cuesta mucho conseguirlas.
Y Naira, ¿a quién ha salido, a su padre o a su madre?
Pues a los dos (se ríe). De todas formas, ella también está presionada por todo el mundo, al ser papá y mamá deportistas. Nosotros tratamos de restarle importancia. Yo simplemente le digo que tiene que hacer deporte, que es algo importante, sea el que sea. Y si no lo quiere hacer a nivel de competición, no pasa nada, aunque me gustaría que fuese un hábito de vida. Ahora mismo hace natación, y mucho parque, y es lo que quiero para ella. Y cuando le guste algo, que decida hacerlo ella, que yo siempre le apoyaré. Pero no quiero que se vea presionada a hacer algo que no le gusta, por el hecho de quiénes son su padre y su madre.
¿Cúal fue su reacción al verla subida al podio?
Estaba muy contenta, porque al final es una niña que le gusta ganar. Vio que yo había conseguido una medalla y la tuvo en las manos, así que le hizo mucha ilusión. Otra cosa sería que hubiese ido a competir y volviese con las manos vacías, pero no ha sido el caso. Estaba feliz.
¿Y dónde tiene la medalla?
Pues mira, ando con ella en el bolso todo el día, porque estoy con muchos eventos y actos, y tengo que llevarla. Tengo la agenda bastante completa e intento estar en lo que puedo, pero evidentemente, más centrada en lo que es mi trabajo, y sin descuidar los entrenamientos.
“He sentido el cariño y las felicitaciones de corazón de muchísima gente. Incluso de personas que no conozco”
De todos esos actos, eventos, intervenciones o entrevistas, ¿qué es lo que más ilusión le ha hecho?
Me hizo mucha ilusión estar hace poco con mis compañeros del club, el Ría de Aldán, con los que yo entrenaba de pequeñita, y que siguen vinculados con el deporte, entrenando con sus hijos.
¿Algún mensaje de felicitación que destaque sobre otros?
No me quedo con ninguno en concreto; me quedo con cientos de mensajes. Por cierto, ¡espero haberlos respondido todos!. En cada uno de ellos he sentido el cariño y las felicitaciones de corazón de muchísima gente. Incluso de personas que no conozco, y que han visto este éxito como suyo. Para mí eso ya es alucinante.
¿Tiene en mente la próxima cita olímpica de París?
Pues sí, la verdad, aunque en principio quiero seguir entrenando, y plantearme objetivos a corto plazo, y bueno, ojalá pueda estar en los séptimos. Ningún deportista puede asegurar que vaya a estar en París, ya que por el camino pueden surgir muchos obstáculos, pero, como quien dice, están a la vuelta de la esquina, ya que quedan solo tres años, y dos para intentar clasificarse. Es una aspiración importante para mí. Además, estoy bien físicamente y me encuentro más motivada que nunca.
¿Ha calculado alguna vez cuánto tiempo ha pasado en el agua?
¡Ni idea, pero con todo lo que he remado, probablemente habría dado ya la vuelta al mundo! (se ríe).
Fuera del agua, ¿cómo es Teri Portela?
Soy una mujer absolutamente tranquila, me gusta estar en mi casa disfrutando de los míos, disfrutando de una tarde entera en casa, leyendo un libro, o cosiendo. Lo heredé de mi madre que es modista, y me encanta esa tranquilidad que me aporta. Soy muy de mi casa y esa sería una tarde perfecta. La verdad, no soy mucho de salir por la noche, además mi vida está bastante condicionada por mi deporte. Suelo ir temprano a dormir, y sí, a veces quedamos con amigos o la familia para comer o tomar algo los fines de semana, pero intento cuidarme mucho y no trasnochar.
¿El día que nació Naira compite con el día en el que se colgó la medalla en el más feliz de su vida?
¡Nooo! (responde de manera inmediata). El día que nació mi hija fue el día más feliz de mi vida. Obviamente, cuando me dieron la medalla fui muy feliz, pero son cosas diferentes, ambos son momentos importantes de mi vida, eso sí.
En su caso, ¿se puede decir que detrás de una gran mujer hay un gran hombre?
David es una persona muy importante para mí. Tengo la suerte de que él también es deportista y entiende la gran implicación que supone mi trabajo. Es importantísimo tener al lado a alguien que te apoye así, y que sume. Evidentemente, eso al final se ve en el resultado, y él vivió esta medalla y ese momento como si fuera suyo. Ha sido, junto a mi entrenador, pieza clave para que yo haya podido conseguir la plata.
Fue la primera persona que abrazó nada más salir del agua…
Fue todo un poco raro por las restricciones familiares por el COVID, pero yo tuve la suerte de que estuviese allí, y que pudiésemos vivir este momento juntos. David lo disfrutó tanto o más que yo, igual que lo sufrió como yo.
Vive desde hace tiempo en O Grove, pero ¿qué significa Aldán para usted?
Para mí Aldán es el sitio donde nací, es pensar en mi infancia, y pensar en amigos, en familia, en felicidad. La verdad, me trae recuerdos súper bonitos.