Joaquín Martínez, Kin, es el padre de festivales como Port América, Cultura Quente, Vigo transforma o Son do Camiño, entre otros, pero desde Esmerarte, su empresa, trabajan en las carreras musicales de varios artistas, algunos tan destacados como Xoel o Vetusta Morla.
Para Kin, Esmerarte es una agencia de eventos, una agencia ligada a la música, la industria creativa y a llevar las carreras musicales de diversos artistas. Con tres sedes, la central en Vigo, otra en Madrid y una más reciente en México, Esmerarte no para de crecer y aumentar su prestigio. Las carreras musicales de Xoel o Vetusta Morla le deben su trabajo. “Creemos en carreras artísticas a largo plazo; es un trabajo conjunto donde nos plateamos objetivos y cómo alcanzarlos en el tiempo, siempre a medio y largo lazo”.
Reconoce que no siempre consiguen el éxito, pero”hay errores que vamos corrigiendo”. Kin tiene formación en derecho laboral, fue corresponsal de Faro de Vigo y tenía una tienda de discos en Caldas de Reis. “Lo cierto es que he sido capaz de convertir mi hobby en mi trabajo”.
Kin no es el típico promotor musical. Tiene valores, como participar en la creación de la Federación da la Música Española, de la que ha sido nombrado como primer presidente; “se trata de dignificar un sector, pero también de crear canales de formación, de buscar una adaptación fiscal de sector razonable…”
Kin defiende que las Industrias Culturales crean empleo, atraen inversores y estimulan la economía local a través del turismo y el consumo. Además su presencia contribuye a aumentar el atractivo de las ciudades en beneficio de actuales y futuros residentes, trabajadores, empresas, visitantes, emprendedores y empresarios de otros sectores de actividad.
Kin Martínez se refiere a la industria cultural como “motor económico, aunque no existe un reconocimiento como tal. Con la crisis se produjeron los primeros recortes y en estos casos la cultura siempre se lleva la peor parte. Desde ese momento, todos los proyectos culturales privados en el territorio han vivido en una situación de precariedad absoluta”. Defiende que la cultura no puede ser ni gratis, porque los creadores tienen que vivir de ella, ni cara, para que todos podamos acceder a ella. “Por eso, hay que lanzar un mensaje esperanzador a los jóvenes, que son quienes cometen más estas actividades delictivas, porque su poder adquisitivo es menor y sus necesidades culturales más amplias”, explica.
Del éxito de sus festivales en Galicia hablan su cifras. En el sector se habla de consolidación y de trabajo bien hecho. También de una explotación armónica del territorio. Y del valor de la experiencia conjunta. Existe la convicción de que muchos de los festivales que se hacen en Galicia son únicos e irrepetibles. También de que lo son, además de por su programación, por el hecho de celebrarse aquí.
“En Galicia hemos llegado tarde al boom de los festivales. En cierto modo, nos hemos aprovechado del ensayo-error de los anteriores y estamos haciendo las cosas bien”, afirma.
Kin tiene visión y lo demuestra con su creencia en un sector donde haya un plan de desarrollo del talento, una forma de crear marca país. Se le nota una actitud vocacional y una concienciación en la necesidad de mejorar el medio sin renunciar al rendimiento empresarial. Destaca su compromiso social hacer de su empresa un modelo de sostenible donde se tome en cuenta el valor de las personas, de sus trabajadores y de sus artistas.