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DOMINGO VILLAR

DOMINGO VILLAR

El oficio de escritor no difiere mucho del luthier

Soy un pesimista alegre, confiesa Domingo Villar, quien agradece a sus lectores que hayan esperado varios años por su tercera novela, “El último barco”, su última criatura literaria a la que ha costado alumbrar pero no se ha rendido.
Sombras y luces, mucha paciencia y alguna inseguridad desvelada con la honradez de alguien que no soporta la maldad y que aspira a estar en paz
consigo mismo.

En esta entrevista, Villar comparte sus rincones favoritos de Vigo y también los del inspector Leo Caldas, un personaje que se mueve con soltura por una ciudad que está descubriendo su identidad.
Humilde, celtista y perfeccionista, el escritor vigués se sometió a las 30 preguntas del “Cuestionario Proust” con generosidad, en el que nos muestra sus gustos y sus fobias.

Ojos de Agua, la Playa de los Ahogados y El último barco han convertido a Domingo Villar en un autor reputado de novela negra, no solo en España, también a nivel internacional ya que sus obras han sido traducidas a varios idiomas y ha recibido numerosos premios. ¿Cómo vive este momento?

Pues lo vivo con tranquilidad y con mucho agradecimiento tanto a los editores que han apostado por traducir mis obras a sus lenguas como a los lectores que han esperado tantos años por otro caso de Leo Caldas. Soy consciente de que era a él a quien esperaban y no a mí.
Sus tres hijos literarios tienen muchas cosas en común pero también son muy diferentes. Distintos procesos creativos y periodos de gestación…

La playa de los ahogados es una novela más honda que se ocupa de una de las grandes referencias emocionales de Galicia: el mar y su gente. El último barco es una novela mucho más reflexiva que homenajea a la gente que, en este mundo cada vez más vertiginoso, insiste en hacer las cosas despacio. También se ocupa de las relaciones entre padres, madres e hijos…, y de la gente sin voz. A diferencia de las otras dos, en el último barco no hay un crimen que resolver sino que narra la búsqueda de una mujer desaparecida.

«Los vigueses que antes encontraban la identidad en sus aldeas ahora se sienten en casa cuando se quedan en Vigo.»

En su última novela traslada al lector hasta la Escuela de Artes y Oficios
de Vigo y le muestra la labor de los artesanos (ceramistas, luthieres…) que desarrollan allí su trabajo. ¿Qué vínculos tiene Domingo Villar con esta entidad, además del hecho de que escribir es también un trabajo artesanal?

Yo soy uno de tantos vigueses que, pese a pasar con cotidianeidad frente a la
puerta del edificio de la Escuela de Artes y Oficios desconocía la calidad y calidez de la enseñanza que se impartía en el interior.
Como dice, el oficio de escritor no difiere mucho del luthier o el ceramista. Todos
necesitamos elegir bien los materiales con los que vamos a trabajar y todos tenemos la misma receta para darles forma: paciencia y cariño.

Su apuesta por la novela negra es firme, pero ¿ha pensado hacer alguna
incursión en otros géneros literarios?

Estoy escribiendo una obra de teatro, una comedia. También escribo cuentos
cuando me noto mal engrasado, buscando reencontrar la voz.

“Necesito leer en voz alta lo que escribo a otras personas»

¿Cuándo comenzó a escribir Domingo Villar? ¿Hubo alguien que le animó especialmente a dedicarse a la literatura?

Fui un niño fantasioso a quien siempre le gustó esto del relato. Necesito leer lo que escribo en voz alta a otras personas para asegurarme de que cada ración tiene el ritmo que busco. Los primeros libros se los leí a mi padre, que siempre me alentó.

Sus novelas han servido para que los vigueses conozcan un poco más su ciudad y su entorno de la mano del inspector Leo Caldas. Es usted un auténtico embajador de Vigo y de Galicia porque gracias a sus obras los lectores viajan a Vigo y después se deciden a visitarnos….

Ese es el mejor piropo que puedo recibir. Mucho más que las traducciones y que los premios, me enorgullece que haya lectores dispuestos a conocer nuestra ciudad y su ría siguiendo las huellas de los personajes de mis libros.

Vive en Madrid pero visita Vigo varias veces al año. ¿Qué hace en esos periodos de tiempo? ¿Recarga pilas?, ¿encuentra inspiración para sus siguientes novelas?

Depende del momento. Si me estoy documentando, aprovecho para visitar los espacios en los que quiero desarrollar la trama de un libro. Si no, dedico el tiempo a estar con mi madre, mis hermanos y mis amigos.

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¿Qué lugar de Vigo le gusta más? ¿ Y de la ría? ¿Qué papel juega el mar en su obra?

Me gusta pasear viendo el mar y los barcos, sobre todo cuando el olor de la marea baja es intenso, y me gusta cruzar la ría y ver la ciudad desde la otra orilla.
Mi relación con el mar es la de todos los vigueses. Recuerdo que había dos
características que se repetían en todas las familias de los alumnos de mi clase cuando estaba en el colegio: el tener a alguien en la emigración y el tener algún familiar trabajando de una manera u otra en el mar. No se puede pensar en
Vigo sin imaginar el puerto y la ría.

¿Si tuviese que guiar a un grupo de personas que no han leído sus novelas por un “roteiro literario” por Vigo a dónde les llevaría?

Les recomendaría que subieran al Castro a contemplar el panorama y que bajasen caminando hasta el Paseo de Alfonso XII y se perdiesen en el Casco Vello. Si quisieran coincidir con Leo Caldas, los llevaría a comer al Bar Puerto o al Eligio. También les aconsejaría que cruzasen la ría en uno de los barcos de línea (si es posible, en la cubierta superior), y que se acercasen a alguna de las playas
mansas de la otra orilla.

¿Qué le parece la transformación que ha vivido la ciudad en los últimos años?

La transformación fundamental de la ciudad es que ya no se produce la
diáspora masiva de cada fin de semana, cuando miles de vigueses se marchaban de la ciudad para pasar unos días en sus lugares de origen.

Cuestionario Proust
¿Principal rasgo de su carácter?
Soy un pesimista alegre.

¿Qué cualidad aprecia más en el ser humano?
La bondad.

¿Qué espera de sus amigos?
Que lo sigan siendo.

¿Su principal defecto?
La inseguridad.

¿Su ocupación favorita?
Por ese orden: estar con gente a la que quiero, leer y escribir.

¿Su ideal de felicidad?
Estar en la grada con mis hijos cuando el Celta gane la copa o la liga. Mientras tanto, abrigarme frente a una chimenea cuando llueve.

¿Cuál sería su mayor desgracia?
Prefiero no pensarlo.

¿Qué le gustaría ser?
Me conformo con lo que soy.

¿En qué ciudad desearía vivir?
En Vigo, aunque en Madrid no estoy mal.

¿Dónde y cuándo ha sido más feliz?
Una semana en New York con mi mujer, hace muchos años.

¿Su color favorito?
El azul.

¿La flor que más le gusta?
La hortensia.

¿El pájaro que prefiere?
El búho.

¿Sus autores favoritos en prosa?
Stevenson, Cormac Mccarthy, Dennis Lehane…

¿Sus poetas?
Leopoldo María Panero, Carlos Oroza y Joaquín Sabina.

¿Un héroe o heroína de ficción?
John Long Silver.

¿Su canción favorita?
Peces de ciudad, de Sabina, y Si te vas, de Extremoduro

¿Su pintor preferido?
Carlos Baonza.

¿Su héroe o heroína de la vida real?
Cualquier médico de urgencias, por ejemplo.

¿Su nombre favorito?
No tengo un nombre favorito.

¿Qué hábito ajeno no soporta?
No soporto a los que son graciosos a costa de reírse de los demás.

¿Qué es lo que más detesta?
Vale la respuesta anterior.

¿Una figura histórica que le ponga mal cuerpo?
Cualquier dictador.

¿Cuál es su mayor logro?
Estar en paz conmigo mismo.

¿Qué don de la naturaleza desearía poseer?
Poder volar.

¿Cómo le gustaría morir?
Habiéndome despedido.

¿Cuál es el estado más típico de su ánimo?
Pesimista pero contento.

¿Qué defectos le inspiran más indulgencia?
Cualquiera que se haga sin intención o sin maldad.

¿Tiene un lema?
Quien presta un libro pierde un amigo.

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