«Me encantaría regresar a Vigo pero antes vivir en Hawai o Mali»
Ahí por la segunda semana de diciembre, expirando el 2021, volvía al Vigo de su memoria más afectiva, esa de su nacimiento, infancia y juventud (en la que sigue) la actriz Marta Larralde. Los que tenemos la suerte de haber vivido muchos años en el periodismo la vimos nacer al cine detrás de las cámaras, a lo mejor aguantando un cable cuando aún hacía pelis de prácticas con sus compas de la Escuela de Imagen y Sonido de Vigo, aún antes de que hiciera de auxiliar de dirección en Los Lunes al sol y Bardem la animara a ser actriz. Y, en el cine, la vimos crecer instalada en Madrid, salpicada su trayectoria de series televisivas y papeles teatrales. Pero, claro, tiene morriña y precisa cada poco un chute de lacón con grelos de su madre y esnifar el aroma salado de las aguas de Samil.
Tantos años ya en Madrid. ¿Alguna vez sueñas con volver con tu nueva familia a esa urbe en que tienes a la de siempre, en que todo parece estar más al alcance de la mano? Me pregunto si han hecho que Vigo quede como una referencia emocional importante a la que te seria muy difícil readaptarte tras tantos años capitalinos.
Con Madrid, sentí un flechazo a primera vista, esta ciudad siempre me ha tratado muy bien, pero últimamente la siento un poco rancia. La gente parece más estresada y con menos sentido del humor. Cada vez siento más individualismo y agobio. También es verdad que cuando una tiene más responsabilidades, las prioridades cambian. Me encantaría regresar a Vigo, estoy segura de que daremos el paso algún día. Pero antes me gustaría vivir en Hawai o en Mali. ¡Todavía tengo ganas de aventura!
“¡Madrid, Madrid, Madrid/cuando vayas a Madrid chulona mía/ voy a hacerte emperatriz de Lavapiés!“, dice la vieja canción de Lara. Madrid, tierra promisoria. A Madrid la vimos marchar para buscarse la vida, tentar aquí y allá, sufrir quizás un cierto destierro afectivo. Al principio, pero teñido de ilusión por las cosas nuevas por vivir. Y, poco a poco, en el cine la vimos crecer. Pasaron los años como un rayo pero con Vigo siempre tuvo billete de ida y vuelta y esta Navidad volvió ella a Vigo de vacaciones, adosada a los cuatro años de amor de su hijo. ¿Es necesario hablar aquí de sus películas, desde su estreno con Lena (2001) y su irrupción con León y Olvido (2004) hasta su actual Olvido y León?.
¿Sigue siendo insegura esta profesión incluso para actrices que ya no tienen que demostrar que existen como tú?
En esta vida nada es seguro y en esta profesión mucho menos. Sigo estando en la cuerda floja y con un futuro incierto y creo que así será la mayoría del tiempo. De momento lo voy llevando y aprovecho mis momentos libres para saciar curiosidades y vivir, que de eso se trata aunque a veces nos olvidemos. Porque es una profesión dura, en la que hay vaivenes, momentos buenos y momentos muy malos, de rechazos.
Francis en Hit2, Natalia en Caronte, Marina en Vivir sin permiso, Nieves en Fariña, Belén en Gran Hotel, Diana en Seis hermanas… las series de televisión que tanta vida han dado con otro formato al cine abonan su trayectoria y redondean la madurez actoral de esta viguesa de luminosa sonrisa que, cuando le preguntan, se presenta con tres palabras: actriz, corredora y saltimbanqui.
«Con Madrid sentí un flechazo a primera vista pero cada vez hay más estrés y menos humor «
El nacimiento de tu hijo ha sido tu experiencia más brutal, dices. ¿Te has encontrado con un mundo nuevo como madre? ¿En qué medida limita la libertad profesional? ¿Merece la pena lo que limita por lo que aporta?
Por supuesto que tengo menos libertad desde que soy madre. ¡Yo que siempre he sido de salir y de sabe Dios cuando volver a entrar! Eso se acabó. Ahora tengo que llegar a acuerdos todos los días y planificar semanas. ¿Merece la pena? Pues a veces sí y a veces no, sinceramente. Yo elegí ser mamá, pero no haberlo sido también hubiese sido maravilloso. En el tema laboral no he tenido problemas porque el papá teletrabaja y cuando ha tocado viajar me los he llevado en la maleta a los dos.
¿Y la pareja? ¿Exige mucho la convivencia de dos mundos día a día?
Nosotros siempre hemos fluido bastante bien, cada uno tiene su camino paralelo y nos vamos acompañando y apoyando. En estos momentos estamos muy enamorados los tres, pero ¡quién sabe! He visto caer torres más altas. Y no pasa nada. Somos libres para amar y para dejar de amar, hay que tomar consciencia de ello, cuidar y aceptar.
Si miras hacia atrás, ¿crees que te han encasillado en papeles del mismo corte dramático o que los has vivido muy diversos?
He hecho muy poca comedia, me gustaría hacer más.
¿Qué te gustaría que ocurriera en 2022 ahora que está tan cerca?
Depende del momento. Si me estoy documentando, aprovecho para visitar los espacios en los que quiero desarrollar la trama de un libro. Si no, dedico el tiempo a estar con mi madre, mis hermanos y mis amigos.
Pues me encantaría formar una compañía teatral y viajar por todo el mundo con nuestras propuestas escénicas.
Claro. El teatro forma parte de su ser actoral. También ha subido a los escenarios, representando obras como Pericles, príncipe de Tiro, de William Shakespeare, dirigida por Hernán Gené; o 3 Hermanas, de Antón Chejov y dirigida por Raúl Tejón. Pero anda ahora Marta en su papel de Francis en la segunda temporada de HIT, la serie hito de Televisión Española, protagonizada por Daniel Grao (Hugo Ibarra), centrada en el universo educativo. Y seguro que alguien la verá estos días de diciembre, sorteando lluvias, haciendo alguna asana en la playa de Samil. Siempre el deporte estuvo en su vida y ahora, además del running, no oculta su nueva pasión por el remo en piragua y el paddle surf. Y a eso se le ha añadido ser madre, y pareja estable. ¡En qué líos te has metido, Marta!