En época de uniformidades, quedan aún en Vigo un ramillete de barrios que conservan un carácter propio que llega destilado desde el pasado y cuya diversidad viven intensamente sus habitantes. El barrio del Calvario es un ejemplo destacado de ello.
Sin duda, el Calvario es una de esas de esas zonas que sobrevivieron con su propia esencia al crecimiento un poco caótico del Vigo de la segunda mitad del siglo XX y donde aún se respira esa burbuja tan singular de autosuficiencia y tradición. Quizás ello se deba al hecho de haber pertenecido durante más de un siglo al ayuntamiento de Lavadores, formando tanto la frontera más alta del actual municipio como su entrada natural desde el mundo agrario y rural, allí donde el nivel del mar queda ya un tanto alejado. Se cuenta que su nombre tiene su origen en el “via crucis” que se iniciaba en la calle del Cristo, una de las que forman parte del barrio desde su origen mismo.
Como todos los barrios urbanos actuales, salvo los construidos desde cero, sus límites son un tanto difusos: las calles Aragón, Travesía de Vigo, la Doblada, Martínez Garrido, Urzáiz hasta el entorno del cruce de los Llorones… Acerca de su núcleo genético no hay duda: el Mercado de Abastos o, como se le ha llamado tradicionalmente, “la Plaza”.
El mercado y el Urzáiz peatonal
Se trata de una bella construcción de casi un siglo de existencia, rehabilitada en 1995, que aún ejerce de corazón de un barrio de origen agrario y obrero, y donde todavía permanece intacto ese orgullo de la excelencia en los productos y el trato cercano y familiar, tan propio de los barrios más históricos de cualquier ciudad. Un mercado bello, funcional y, sobre todo, muy popular.
Pero ese corazón no late solo. Hoy en día, atravesando ese núcleo, se puede encontrar otro gran elemento urbano que determina el carácter del Calvario: su zona peatonalizada en el último trecho de la calle Urzáiz; que si el mercado es el corazón
sentimental, este segmento peatonalizado sería no menos que su principal arteria. Nacido con cierta polémica, hoy está plenamente consolidado como un centro comercial abierto, lleno de vida y dinámico. “La peatonal” está ya muy lejos de ser aquella entrada o salida de la ciudad hacia el interior de Galicia o hacia la meseta, convertida ahora en lugar de encuentro, de terraceo o de las siempre imprescindibles compras de proximidad.
A pesar de sus orígenes humildes, incluso de conflictos serios de otras épocas, el barrio del Calvario vive su vida actual con esa tranquilidad que dan los años y la perseverancia. Buenas comunicaciones, dotaciones urbanas, baja delincuencia, escasa conflictividad… todo ello compaginado con respeto a la tradición y a las personas. Así nos podemos encontrar con un movimiento vecinal muy activo, su propia asociación de comerciantes o su histórico instituto, que empuja hacia el futuro el saber acumulado con la savia enérgica de las nuevas generaciones.
Y frente a ese instituto (“el del Calvario”, como se le ha conocido siempre, dedicado al insigne Castelao) una pequeña alegoría de los nuevos tiempos: la espectacular y muy moderna fuente iluminada en una rotonda que une la Avenida del Aeropuerto, la calle Aragón, y la muy utilizada Jenaro de la Fuente, la última calle en llegar al barrio y que sirvió para absorber el tráfico que se eliminó de Urzáiz hace ya un par de décadas.
El Calvario afronta, como todos, nuevos retos, pero no cabe duda de que lo hace armado con un gran acervo histórico pero perfectamente anclado en la modernidad del presente. Su peculiar idiosincrasia hará, sin duda, que sepa encontrar también su propio hueco en el futuro, sin perder -porque no lo ha hecho nunca- su propia esencia: la de un barrio auténtico como pocos.
LAS VOCES DEL CALVARIO
Raúl Fontán, presidente de la Asociación de Veciños do Calvario
No cabe duda de que el Calvario es un barrio con mucho carácter de barrio…
Desde luego. Aunque es un barrio que ha crecido mucho y al que ha venido mucha gente de fuera, aún conserva ese carácter de ser muy suyo. Incluso entre los mayores aún se dice aquello de “bajar a Vigo”. Existe un gran vínculo con el pasado y una gran sensación de comunidad entre los vecinos, que son los que aportan esa vitalidad que lo caracteriza. Es obvio que se han planteado nuevos retos que esperemos saber afrontar porque es un barrio muy vital donde tenemos claro que si no nos ayudamos entre nosotros mismos no van a venir a ayudarnos desde fuera. Ahora estamos muy volcados, sin dejar otras perspectivas, en la gente que se ha quedado un poco descolgada, principalmente en las personas mayores que viven solas.
Miguel Misa, presidente de la Asociación de comerciantes del Mercado del Calvario
¿Cuál es la situación del Mercado tras las crisis casi consecutivas
del 2008 y la pandemia?
Estamos en una situación difícil, eso no se le escapa a nadie. Además de lo que se pudiese arrastrar de atrás, el bajón de ventas el último año ha sido muy considerable. Pero afrontamos el futuro con esperanza. Algo muy bueno de formar parte de un barrio con tanto carácter es que contamos con un público muy fiel y clientes que lo son de muchos años y que incluso van pasando el testigo de generación en generación.
Este mercado, además, ejerce de centro neurálgico del barrio…
Es que encaja muy bien con la historia y la tradicion del barrio. Nunca ha perdido su esencia, algo que la renovacion del año 95 supo preservar. Tiene una gran demanda comercial, 40 pescaderías, 20 carnicerías… y, quizás, el hecho de pertenecer a un barrio humilde ayuda a que se conserve toda su fuerza.
Encarna Álvarez, presidenta de la Asociación de Comerciantes y Empresarios del Calvario
¿Cómo le va al comercio del Calvario en estos tiempos revueltos?
Pues si algo caracteriza a este colectivo es que ante las circunstancias difíciles no nos rendimos y aumentamos nuestra dedicación y esfuerzo. Nos adaptamos, como es lógico, priorizando las necesidades de nuestros clientes, que, al fin y al cabo, son nuestra razón de ser. No podemos competir con grandes inversores pero sí que podemos ofrecer otras cosas como la atención minuciosa o como conocer bien a las personas y sus preferencias. Hacemos lo que tenemos que hacer, que es adaptarnos y profesionalizar al máximo nuestros servicios.
La peatonalización de Urzáiz ha sido el motor del cambio del barrio actual…
-Sí. Yo como presidenta de la asociación -recién llegada, entonces- jugué un cierto papel en su desarrollo y aprobación porque hubo ciertas reticencias, lógicas, ante algo que en aquel momento era desconocido. Yo creo que es la historia de un éxito y me alegro de haber contribuido modestamente a él, porque creo que el Calvario necesitaba algo así para preservar su esencia de barrio.